Las reuniones en el Ubérrimo
La mayoría de los criminales de la historia ha tenido una base insignia utilizada como centro de operaciones y en muchos casos erigida como monumento al ego. Casos sonados como los de Al Capone en la década del 20 y su fortín en la “Pequeña Italia” (Little Italy) de Chicago. Las haciendas más grandes y famosas de Gonzalo Rodríguez Gacha: Mazatlán, Cuernavaca, Sonora y Chihuahua; los hoteles insignia de los Trump en Nueva York; los casinos más grandes de las 5 familias de la Mafia de Nueva York construidos en Las Vegas y tal vez el caso más emblemático de un criminal que construye un “palacio” para coronar su emporio, como lo vimos en los años 80 con la hacienda Nápoles de Escobar. Grandes cantidades de tierra adornadas con lujos que recuerdan a las historias fantásticas de Las mil y una noches con gigantescos animales exóticos merodeando el lugar, alfombras persas a los pies de finísimos muebles, pesadas cortinas romanas, obras de arte avaluadas en millones de dólares, griferías en oro, pisos en mármol, joyería fina con incrustaciones de piedras preciosas y lujos del siglo XX como gigantescos televisores, potentes equipos de sonido y pista aérea propia desde donde exportaron toneladas de droga para satisfacer la demanda del mercado extranjero. Así mismo, en la hacienda Nápoles se llevaron a cabo reuniones con los pesos pesados de la política nacional donde algunos pocos se sentaban a decidir el destino y la ruta a seguir en los temas fundamentales del país. El capo recibió desde personas de confianza del gobierno, congresistas de todos los pelajes, gentes de la cúpula militar y la policía, criminales de la peor calaña, directores de la Aerocivil que suministraron permisos y licencias para consumar fechorías, periodistas prepago, reinas de belleza, artistas y famosos del cine y la televisión nacional e internacional; dueños de equipos deportivos y futuros presidenciables.
Todo lo señalado anteriormente hace que podamos relacionar la vida del «Patrón del mal» y sus lujos y excentricidades con lo que ocurre actualmente en El Ubérrimo. hacienda de más de 1300 hectáreas, propiedad del expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez. Hablamos del lugar donde se han fraguado por casi dos décadas los destinos de la nación, poniendo a su antojo presidentes y candidatos, copando el congreso, proponiendo referendos aun sin tener la calidad de senador, advirtiendo de masacres vía Twitter; invitando a opositores venezolanos para mostrarles sus sementales cual gánster de la década del 30, con el agravante de tener pruebas de que uno de esos opositores, que además se jura presidente, se toma fotos con Los Rastrojos que tanto daño le han hecho al pueblo colombiano. Escobar se reunía con integrantes de los clanes político-criminales que han manejado el país a sus anchas, así como hace poco, Uribe recibió a los Char, dueños de Barranquilla y criminales involucrados en múltiples escándalos de corrupción y en casos más graves en los que se llegó a saber de amenazados de muerte, mismo caso en el que figura el nombre de la procuradora electa, Margarita Cabello Blanco (Protegida de Alejandro Ordoñez y Exministra de Duque). En su época, el narcotraficante más famoso de la historia de Colombia invitaba a Virginia Vallejo para entrevistarlo con libreto para limpiar su imagen y mantener la fachada de hombre recto de la que gozó en sus primeros años de historial delictivo. Lo anterior, no dista mucho de las entrevistas realizadas por Vicky Dávila al interior del Ubérrimo y con los establos de fondo para abrirle un espacio de defensa pública al en ese entonces congresista presidiario (caso manipulación y compra de testigos. Al hablar de Victoria Dávila hablamos de la esposa de uno de los más importantes miembros de otro clan político de la costa Caribe (José Amiro Gnecco) y de la “periodista” que al entrar en reclusión Álvaro Uribe Vélez lanzó una amenaza pública en la que decía que con la captura de Uribe no se iba a solucionar nada y sólo se incrementarían las masacres de forma drástica, algo que como sabemos sucedió.
“#AlvaroUribe Si a Uribe lo ponen preso, les doy una pésima noticia a sus malquerientes: no se acabarán los problemas que tiene Colombia. Tampoco llegará la paz que todos deseamos. Quizás la violencia se agudice. La corte tiene la palabra.” Vicky Dávila
Todo lo anterior nos recuerda la forma de vivir del capo de capos, incluso es aterradora la semejanza que guardan sus modos operandi, El patrón también recurrió a las amenazas publicas cuando se vio cerca de perder la libertad, llenando el país de bombas y poniendo cientos de muertos cada vez que alguien osaba llevarle la contraria. Curioso que en el año que la justicia logró darle el primer cachetazo de advertencia a Uribe, las masacres son 85 a falta de 2 semanas y media de terminarse el año y que el periodo más sangriento que se vivió fue en el marco de captura, juicio y vuelta a la libertad del actual capo de capos del país.